La cabina de radar ubicada a la salida del puente de Bouzas continuará instalada pero sin actividad. El Concello de Vigo renuncia al uso de este armario metálico para camuflar uno de los cinemómetros que la Policía Local rota por otros tantos repartidos por distintos puntos de la ciudad, como en los túneles de Beiramar. Y todo por las reticencias del Ministerio de Interior, que ya en 2008 advirtió al gobierno local que el vial -el VG-20, segundo cinturón de circunvalación- era de titularidad estatal, y por tanto, debía contar con la autorización de la Dirección General de Tráfico (DGT).
En virtud de un convenio firmado con el Ministerio de Interior en 2006, el gobierno de Corina Porro instaló varias cabinas de radar en viales de la ciudad, entre ellas, la del puente de Bouzas. Pero esta última solo operó medio año. Durante este corto periodo de tiempo cazó los excesos de velocidad de cerca de 8.000 vehículos. Posteriormente, el Concello, ya con Caballero en la Alcaldía, intentó alcanzar un acuerdo con la Subdelegación del Gobierno para retomar la actividad del cinemómetro. Sin embargo, las conversaciones fracasaron y no tuvo más remedio que devolver el importe de todas las sanciones recurridas.
Después de cinco años sin actividad en esta cabina, el Concello ha decidido descartarla en las rotaciones de sus cinemómetros pese a reconocer que mantuvo nuevos "contactos" con la Subdelegación. Y en este sentido recalcan que "nunca se llegó a solicitar la autorización para utilizarla". Además, desde la Alcaldía añaden que la zona "está perfectamente atendida por la Guardia Civil".
De hecho, este tramo final de la VG-20 forma parte del recorrido habitual de los radares que portan los vehículos camuflados de la Benemérita. Aparte, la decisión del Concello de dejar la cabina allí instalada ayuda, por su efecto disuasorio, a rebajar la velocidad media en esta carretera, cuyo límite se sitúa en 80 km/h. "La mayoría de los conductores ignoran que esta cabina está vacía, que no funciona, por eso levantan el pie del acelerador", afirman fuentes de la Policía Local. Agentes consultados por este periódico aseguran incluso que este armario ha sido empleado por jóvenes para atemorizar a los ingenuos conductores colocando aparatos de destellos lumínicos para simular el disparo de la cámara de un radar
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En virtud de un convenio firmado con el Ministerio de Interior en 2006, el gobierno de Corina Porro instaló varias cabinas de radar en viales de la ciudad, entre ellas, la del puente de Bouzas. Pero esta última solo operó medio año. Durante este corto periodo de tiempo cazó los excesos de velocidad de cerca de 8.000 vehículos. Posteriormente, el Concello, ya con Caballero en la Alcaldía, intentó alcanzar un acuerdo con la Subdelegación del Gobierno para retomar la actividad del cinemómetro. Sin embargo, las conversaciones fracasaron y no tuvo más remedio que devolver el importe de todas las sanciones recurridas.
Después de cinco años sin actividad en esta cabina, el Concello ha decidido descartarla en las rotaciones de sus cinemómetros pese a reconocer que mantuvo nuevos "contactos" con la Subdelegación. Y en este sentido recalcan que "nunca se llegó a solicitar la autorización para utilizarla". Además, desde la Alcaldía añaden que la zona "está perfectamente atendida por la Guardia Civil".
De hecho, este tramo final de la VG-20 forma parte del recorrido habitual de los radares que portan los vehículos camuflados de la Benemérita. Aparte, la decisión del Concello de dejar la cabina allí instalada ayuda, por su efecto disuasorio, a rebajar la velocidad media en esta carretera, cuyo límite se sitúa en 80 km/h. "La mayoría de los conductores ignoran que esta cabina está vacía, que no funciona, por eso levantan el pie del acelerador", afirman fuentes de la Policía Local. Agentes consultados por este periódico aseguran incluso que este armario ha sido empleado por jóvenes para atemorizar a los ingenuos conductores colocando aparatos de destellos lumínicos para simular el disparo de la cámara de un radar
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