Cadena perpetua para casos de accidentes con víctimas mortales, hasta dos años de cárcel por utilizar el móvil mientras se conduce o multas de 3.500 euros por salpicar a los peatones. Estas son algunas de las nuevas penas con las que en Gran Bretaña se castigará a quienes cometan ciertos delitos de seguridad vial o infracciones del código de la circulación.
A la vista de esto se tiene la impresión de que conducir se está convirtiendo en un deporte de riesgo. Desde que en 2003 la Comisión Europea estableció que se debía reducir a la mitad el número de muertes en accidentes de tráfico, los socios comunitarios se han puesto a la tarea con un ahínco desmedido.
Hasta ahora parecía que España se había colocado en el pelotón de cabeza con la reforma del Código Penal, que establece penas de hasta cinco años y multas de hasta 288.000 euros para quienes incurran en delitos de tráfico.
Ahora Gran Bretaña ha subido el listón y ha establecido que la conducción temeraria que provoque un accidente de tráfico con resultado de muerte de terceros, será considerada como un asesinato y, si el acusado es hallado culpable, podrá ser condenado a cadena perpetua.
Con esta medida, el Crown Prosecution Service -similar a la Fiscalía General española - pretende evitar que los conductores que provoquen la muerte de otras personas puedan escapar con poco más que una reprimenda.
En España, Bartolomé Vargas, fiscal jefe de seguridad vial, pretende que se implante una medida similar y que el automovilista que provoque la muerte de otra persona, sea automáticamente acusado de homicidio.
Posteriormente, el juez deberá determinar si debe mantener los cargos o calificar los hechos de homicio imprudente, que comportan penas más leves, pudiendo quedar, incluso, en una simple multa, dependiendo de las circunstancias que concurran en los hechos juzgados.
Pero en Gran Bretaña -las nuevas penas tan sólo se aplicarán en Inglaterra y País de Gales- también se han previsto duras condenas y sanciones para otras conductas relativamente habituales.
Penas de hasta dos años de cárcel
Así, los participantes en carreras ilegales o quienes se piquen con otros conductores y conduzcan de forma temeraria, tanto en ciudad como en carretera, podrán ser condenados a penas de hasta dos años de cárcel.
La misma condena podrá recaer sobre quien consulte un mapa o lea un periódico mientras circule en su vehículo. Este último caso difícilmente podría darse en España, dados los bajísimos índices de lectura, en general, y de diarios, en particular.
Otra de las conductas que podrá ser penada hasta con dos años de prisión, es efectuar cambios bruscos de carril sin señalar previamente la maniobra y creando situaciones de peligro.
Si esta norma se aplicase en España, las carreteras podrían volver en pocos meses a los índices de ocupación que presentaban en la década de los 70, cuando el parque automovilístico no llegaba a los 10 millones de vehículos, en lugar de los casi 29 de hoy en día.
Pero esto difícilmente será posible, ya que el reglamento español ni tan siquiera contempla la pérdida de puntos por efectuar maniobras sin intermitente, cuando en Francia -modelo que España copió casi íntegramente- está penado con la pérdida de tres créditos.
Las nuevas penas impulsadas por la fiscalía británica también contemplan castigar con 2.500 libras esterlinas de multa (casi 3.500 euros) y posible retirada del carné lo que califica de conducción descuidada.
Encender un cigarrillo
Bajo este epígrafe se incluyen actividades tales como distraerse sintonizando la radio, no prestar atención a la carretera por estar programando el navegador o despistarse unos segundos para encender un cigarrillo. El uso indebido del móvil también se condidera "conducción descuidada".
A la vista de este endurecimiento, algunas compañías británicas de transporte han prohibido a sus conductores incluso el uso del manos libres.
También pagarán 3.500 euros y tendrán que prestar servicios a la comunidad los chóferes de autobús cuya conducción cree alarma entre sus pasajeros. En este caso, se trata de "conducción desconsiderada". Estas mismas sanciones les serán aplicadas a quienes mantengan encendidas las luces largas, a pesar de que éstas resulten visiblemente molestas para otros conductores.
Pero quizá una de las modificaciones más chocantes es que también tendrán que pagar 3.500 euros quienes salpiquen a los peatones al atravesar un charco con sus vehículos.
A la vista de esto se tiene la impresión de que conducir se está convirtiendo en un deporte de riesgo. Desde que en 2003 la Comisión Europea estableció que se debía reducir a la mitad el número de muertes en accidentes de tráfico, los socios comunitarios se han puesto a la tarea con un ahínco desmedido.
Hasta ahora parecía que España se había colocado en el pelotón de cabeza con la reforma del Código Penal, que establece penas de hasta cinco años y multas de hasta 288.000 euros para quienes incurran en delitos de tráfico.
Ahora Gran Bretaña ha subido el listón y ha establecido que la conducción temeraria que provoque un accidente de tráfico con resultado de muerte de terceros, será considerada como un asesinato y, si el acusado es hallado culpable, podrá ser condenado a cadena perpetua.
Con esta medida, el Crown Prosecution Service -similar a la Fiscalía General española - pretende evitar que los conductores que provoquen la muerte de otras personas puedan escapar con poco más que una reprimenda.
En España, Bartolomé Vargas, fiscal jefe de seguridad vial, pretende que se implante una medida similar y que el automovilista que provoque la muerte de otra persona, sea automáticamente acusado de homicidio.
Posteriormente, el juez deberá determinar si debe mantener los cargos o calificar los hechos de homicio imprudente, que comportan penas más leves, pudiendo quedar, incluso, en una simple multa, dependiendo de las circunstancias que concurran en los hechos juzgados.
Pero en Gran Bretaña -las nuevas penas tan sólo se aplicarán en Inglaterra y País de Gales- también se han previsto duras condenas y sanciones para otras conductas relativamente habituales.
Penas de hasta dos años de cárcel
Así, los participantes en carreras ilegales o quienes se piquen con otros conductores y conduzcan de forma temeraria, tanto en ciudad como en carretera, podrán ser condenados a penas de hasta dos años de cárcel.
La misma condena podrá recaer sobre quien consulte un mapa o lea un periódico mientras circule en su vehículo. Este último caso difícilmente podría darse en España, dados los bajísimos índices de lectura, en general, y de diarios, en particular.
Otra de las conductas que podrá ser penada hasta con dos años de prisión, es efectuar cambios bruscos de carril sin señalar previamente la maniobra y creando situaciones de peligro.
Si esta norma se aplicase en España, las carreteras podrían volver en pocos meses a los índices de ocupación que presentaban en la década de los 70, cuando el parque automovilístico no llegaba a los 10 millones de vehículos, en lugar de los casi 29 de hoy en día.
Pero esto difícilmente será posible, ya que el reglamento español ni tan siquiera contempla la pérdida de puntos por efectuar maniobras sin intermitente, cuando en Francia -modelo que España copió casi íntegramente- está penado con la pérdida de tres créditos.
Las nuevas penas impulsadas por la fiscalía británica también contemplan castigar con 2.500 libras esterlinas de multa (casi 3.500 euros) y posible retirada del carné lo que califica de conducción descuidada.
Encender un cigarrillo
Bajo este epígrafe se incluyen actividades tales como distraerse sintonizando la radio, no prestar atención a la carretera por estar programando el navegador o despistarse unos segundos para encender un cigarrillo. El uso indebido del móvil también se condidera "conducción descuidada".
A la vista de este endurecimiento, algunas compañías británicas de transporte han prohibido a sus conductores incluso el uso del manos libres.
También pagarán 3.500 euros y tendrán que prestar servicios a la comunidad los chóferes de autobús cuya conducción cree alarma entre sus pasajeros. En este caso, se trata de "conducción desconsiderada". Estas mismas sanciones les serán aplicadas a quienes mantengan encendidas las luces largas, a pesar de que éstas resulten visiblemente molestas para otros conductores.
Pero quizá una de las modificaciones más chocantes es que también tendrán que pagar 3.500 euros quienes salpiquen a los peatones al atravesar un charco con sus vehículos.
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